Tras lo ocurrido el pasado 28 de mayo, los defensores del asesinato de toros siguen insistiendo en que es una "censura" contra sus tradiciones importadas. Lo que no quieren entender es que ese destino ya estaba escrito y que lo perderían todo.
Durante 10 años se luchó por obtener lo que tuvimos el pasado 28 de mayo (hace un mes), y que en el Congreso se haya aprobado la prohibición de las corridas de toros en todo el país. Los animales, que por siglos han sufrido por tortuosas condenas por la acción sociópata del ser humano, hoy pueden vivir en tranquilidad sin necesidad de asistir a una plaza de toros, y que lo apuñalen con mosquetes que usan esos payasos que se hacen llamar “toreros”. Con 93 votos a favor, cero votos manuales y 2 votos negativos, la iniciativa presentada por la Senadora Esmeralda Hernández se hizo realidad y la lucha de muchas personas dio por fin sus frutos. Sin embargo, los opositores al gobierno no están de acuerdo con esta prohibición, porque “atenta” contra sus tradiciones.
Y salen en redes sociales a mostrar su indignación porque les quitamos la diversión de ver matar animales para satisfacer su sed de sangre, y dicen que los aman (no de forma literal). Siempre los hemos observado como unas personas salvajes que defienden tradiciones importadas y no se atreven a decir que hasta adoctrinan a los niños para que sean toreros y a las niñas para que asistan a esos eventos y ultrajen su inocencia. ¿Van a decir que eso no es así? No les importa la vida de los animales, ni tampoco lo que pasen con sus payasos de turno vestidos con malla, porque les dejamos en claro que eso no es un trabajo decente. Por más que salieran al Congreso a acosar a mujeres sexualmente, las cosas no salieron a su favor y ni por parte de esos cretinos que gozan matando toros de lidia.
La pseudoactivista taurina Diana Milena Andrade, después de haber visto la derrota que tanto le advertí sobre la prohibición de las corridas de toros, salió con este trino al día siguiente (29 de mayo), expresando su descontento de la siguiente manera:
“Buenos días, país en el que para el gobierno es más importante prohibir toros que resolver la salud y seguridad de colombianos. Amanecemos sin SURA, con un departamento del Cauca sitiado, con cifras económicas por el piso, pero pregúntele a Velasco cuál era su prioridad este último mes.”
Y sigo preguntando. ¿Qué quiere la niña? Ja, ja, ja.
En fin, estos adictos al asesinato de toros no se van a quedar con los brazos cruzados, y ya empezaron a usar a sus payasos con mallas a protestar durmiendo frente a la SantaMaría, con tal de que el Consejo de Estado les devuelva sus derechos como “trabajadores”. Hay que ser honestos en decir que tampoco hay que razonar con ellos, porque jamás entenderán lo que están haciendo en contra del mundo animal y cuánto esta matanza ha afectado también al planeta. A esos toreros y sus fanáticos no les importaba la vida animal, sino el dinero que recaudaban en esos eventos que llamaban “fiestas bravas” y buscaban glorificar a las malas una cultura de masacradores y asesinos. ¿Me equivoco? No, lo viví solo una vez cuando fui a conocer por dentro dicho establecimiento en el año 2009. Yo por dentro estaba molesto por lo que le hicieron a ese toro, y alguien más tuvo que pagar el precio.
Ustedes, los taurinos, se sintieron ofendidos cuando los ataqué en estas tres columnas, y cuando confronté a su amada abogada taurina en ese primer artículo. Cabe destacar que solo les importaba ser reconocidos a nivel mundial por esos fanáticos borrachos y jovencitas promiscuas que buscan un embarazo mientras lo hacen frente a los demás toros que están encerrados. Esto lo dije antes, y al parecer pudo haber ofendido a muchos de estos adoctrinados a la matanza animal que quieren recuperar con esa “protesta” que mantienen hasta el día de hoy, porque no se conforman con vivir en la derrota y sus payasos necesitan trabajar. ¿Acaso la tauromaquia es lo único que saben hacer? Estamos convencidos de que no saben hacer otra cosa y algunos de ellos (no todos) carecen de algún título o no pueden conseguir un trabajo mejor.
Entonces, los medios tradicionales como RCN tampoco están de acuerdo con su prohibición y eso afecta sus ganancias. Se levantaron desilusionados porque el negocio que han manejado por años con la tauromaquia murió a manos de un gobierno que valora la vida animal. ¿Los comentaristas de ese medio también tienen tendencias psicópatas contra los animales? Uno nunca se puede esperar de ese tipo de personas que solo se conforman con un “¡Olé!” mientras la oligarquía festeja sus intereses personales. Para ellos, los animales son solo seres sin emociones ni razonamiento alguno, porque los ven como seres salvajes y que solo se guían por el instinto. Eso es lo que ellos pensaron todos estos años e ignoran las cornadas que los toros les daban a sus rivales con traje ocre y un capote para provocarlos.
Introducida a nuestro país durante la época colonial por aquellos conquistadores españoles al territorio en el siglo XVI, lograron establecer diversas tradiciones y costumbres, entre ellas la que se logró aprobar su prohibición. Y han pasado más de 500 años y estos mismos personajes no quieren aceptar su derrota de manera pacífica, porque quieren intimidar a sus opositores con mosquetes o con armas de fuego para seguir manteniendo a través del miedo su tradición de faranduleros asesinos que no rompen ni un plato. Hoy les dolerán muchas cosas que quieren a las malas mantener, porque son un grupo de resentidos con mucha sed de venganza, y también con problemas de actitud. Niños mimados con vidas infelices promoviendo una masacre animal.
Eso mismo ocurrirá con los que defienden también las corralejas, el coleo y demás eventos donde se promueve dicho antecedente criminal que esa secta de personajes llaman “tradiciones”. Les arde la sangre que corre por sus venas, y que se les quite todo lo que han defendido. No pueden creerlo, ven eso como algo imposible de hacer y son completamente descarados al vivir en una realidad paralela y negar todo lo que ocurrió ese 28 de mayo. Entonces los mercaderes de la muerte que hacen parte de una corporación que defienden dichas costumbres están como un león buscando de forma desesperada algo de sangre para poder devorar y así sobrevivir. Los mira a los ojos y se ve que aparte de estar tristes, necesitan ese alimento primordial para obtener algo de fuerza, porque ya sabíamos que al quitarles su diversión, los dejaríamos morir de hambre. Eso lo sé, y tu lo sabes perfectamente. ¿Por qué? Porque son igual de cancerígenos que tener a los hipopótamos rondando nuestros territorios y que traten de cambiar el ambiente en el que otros animales viven.
Los que muestran dicha indignación son ese grupo llamado Corporación Libertad Cultural, que buscó de alguna manera sabotear los debates en el Congreso con personajes machistas y falta de cerebro, al decir que era mejor regular sus tradiciones y no prohibirlas. Lo que querían era que los congresistas los escucharan y que aceptaran su poca presencia en ese lugar pidiendo algo de solidaridad porque todos allá estaban llorando como unas pequeñas niñas a las cuales les quitaron algo más que un dulce. Lo veo de esa manera, porque su patanería les sirvió como evidencia a los animalistas que estaban en el recinto, grabando todo para luego desmentir a estos hipócritas en cuanto a manipulación se refiere. Los llorones de dicha corporación en su cuenta de Twitter (X) agregaron lo siguiente durante los días que se estaba debatiendo la prohibición.
“Colombia es un país que vive sus tradiciones, al que le apasionan sus culturas. ¡Un país libre! De todos modos, que lo siga siendo. #RegulaciónSíProhibiciónNo.”
¿Ahora entienden el porqué estaban usando esa estrategia? En ese entonces se estaban mostrando muy desesperados por no perder sus anheladas tradiciones y tomando represalias para impedir ese suceso que se les hizo realidad a todos esos “empleados” que vivían de la matanza de animales inocentes que fueron usados para el placer de unos cuantos infelices que viven de los litros de sangre que se han derramado a través de los años. Ese miedo se les hizo realidad porque no supieron jugar sus cartas en el congreso y hubo rompimiento del quórum para evitar las votaciones. Esto quedó demostrado y, ante la carencia de cultura, nos dimos cuenta de que estos engendros que han vivido de esa tauromaquia que tanto defendieron por años, hoy viven llorando porque perdieron algo que jamás han tenido que buscar en su vida: un trabajo de verdad.
Los extoreros, en su infinita ignorancia, nunca supieron en realidad lo que hacían, por ese adoctrinamiento en el que han vivido desde que nacieron en el manto de esa cultura sangrienta que hasta el día de hoy han defendido. Y usted, Diana Milena, con esa sonrisa barata que siempre pone cuando va a salir en algún material, solo lo hace para mostrarse como una psicópata taurina que nunca fue capaz de superar los traumas que le han dejado sus oponentes antitaurinos, y creyendo que enviando a sus amigos a que la respalden va a lograr ganar en todos los flancos. El mayor error de esta señora fue convencerse de que no haría caso a las advertencias hechas anteriormente, y negarse a aceptar su derrota. Prefiere atacar al presidente y al mismo tiempo criticar las conciliaciones hechas en el Senado y la Cámara de Representantes. Niéguelo y seguirá al mismo tiempo exponiendo su odio hacia los animales. Pero no falta que un día despierte de mala gana y termine atacando a sus dos perros con un mosquete.
Sí, logramos prohibir su dichosa “profesión” porque nos dimos cuenta de que son unos asesinos y unos bárbaros sin remedio ni remordimiento alguno. Torturando toros para hacerles creer a los demás que es una cultura civilizada y con antecedentes históricos, que hasta usan a los caballos como transporte y después los terminen aplastando de forma cruel y brutal. Eso tampoco lo dicen los taurinos, que siguen llorando por algo que se les dijo que perderían desde hace años, teniendo en cuenta que no pudieron detener esa lucha que en el Congreso se dio, y que las columnas que publiqué exponiendo la clase de personas que defienden esto, nunca vieron más allá de su odio hacia mis palabras. Y es que en esa encuesta que los señores de Datexco hicieron el pasado 30 de mayo y el 1 de junio pasado, demostraron que el 85% mostró su favorabilidad con la prohibición de las corridas de toros en el país. Y eso es lo que a ese 15% restante les duele por dentro.
Se pueden seguir quejando de lo sucedido, porque los animales, aunque no estén de acuerdo, se les respeta, se los protege de personas como ustedes, que conforman un grupo de psicópatas silenciosos que de seguro hasta han participado en asesinatos a activistas, ambientalistas y animalistas. ¿No es así? O puede que me esté equivocando en ello, pero dudas no me sobran de este comentario que estoy haciendo en caso de que vaya a hacerse realidad, porque uno nunca sabe lo que se encuentra por debajo de las piedras y la esencia que queda en los mosquetes de esos toreros que en realidad se siguen mostrando como los asesinos que son. ¿Creen que sus hijos se sentirían orgullosos de lo que sus padres hacen cuando salen de sus casas? Obviamente, algunos de esos niños respaldan el sadismo de los padres al ver a un animal indefenso para así apuñalarlo.
Todo apunta a que estos señores y sus seguidores siempre han sido parte de ese grupo de personas elitistas que no quieren que la barbarie animal termine, ni que la tauromaquia, el coleo y demás eventos desaparezcan, porque no tendrán subsistencia en el futuro. Deberían rendirse de una vez y dejar que la vida animal haga lo que tenga que hacer contra adefesios como ustedes, que siguen creyendo en que esa tortura que llaman “cultura” es un arte que se debe seguir manteniendo. Son completamente ridículos para entender lo que necesitamos para el país que prefieren la cultura de la muerte. Entre muchas cosas que se ha dicho aquí, los que tienen miedo de seguir perdiendo, ahora lo que buscan es incendiar todo para recuperarlo todo. Saben perfectamente que eso no va a suceder.
Todo el tiempo que perdieron estos mequetrefes con esos feos trajes de luces en el Congreso, solo les sirvió para ser faroles andantes con letreros donde no les quitaran su forma de vida. Estoy seguro de que en ninguna bolsa de empleo o agencia temporal los aceptaría porque ni consiguiendo un trabajo real, pueden superar ese trauma que los sigue persiguiendo de matar a un animal. Eso es todo lo que saben hacer estos traumados infelices sin una vida por vivir, porque sus gustos son vivir entre toda esa carne muerta que han dejado esos toros luego de que esos payasos hacen ese “arte” que tanto defienden tanto en las calles, como en redes sociales. No lo quieren admitir, pero les cuesta aceptar que las cosas ahora serán completamente diferentes.
Uno no necesita razonar con este tipo de personas porque no conocen lo que es el arte de verdad. No se les puede poner algo que no tenga nada que ver con sus costumbres personales y al exponerles otros objetos, logran perder la cabeza y se vuelven completamente locos, como si hubieran sido engañados por un pequeño duende al cual les prometió una olla llena de monedas de oro, cuando en realidad recibieron una olla de papas. Es irónico pensar que estos taurinos salgan a decir que no pueden vivir sin matar un toro, porque ya no les alcanzaría la satisfacción de hacer sufrir al animal. De hecho, ya cruzarían la línea más de una vez si llegan a coger ese mismo mosquete contra un ser humano, y alcanzarían un nuevo nivel de locura que ya hemos visto cuando matan mujeres, hombres y niños por igual.
A esas personas que defienden esto no les alcanzará la vida para pagar por sus acciones, ni por haber tomado la vida de los animales a los cuales sacrifican como si estuvieran en un coliseo romano. No quieren entender por las buenas que ya no tienen el control sobre el país estos godos sinvergüenzas y sin escrúpulos que por las malas quieren recuperar sus diversiones personales e intereses monetarios. El país no seguirá tolerando estas situaciones barbáricas, que no quieren reconocer la voluntad de un pueblo que despertó y que ya no va a tolerar sus gustos innecesarios, porque al fin y al cabo, estamos dejando atrás esta criminalidad animal que ha perdurado por más de 500 años.
Señores protaurinos, si se niegan a dejar ese gusto que tienen por la matanza de toros y caballos, no esperen que seamos piadosos con cada uno de ustedes. No será necesario verlos de la misma manera cuando sean clavados, como lo han hecho siempre con los toros.
¿Ustedes prefieren ir a la cárcel, o prefieren la muerte?
Decidan con cuidado su respuesta...
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