Desde los 70's y 80's hemos visto como empezaron a denigrarse por los sucesos del narcotráfico y desde los 2000 cuando se descubrió que los paramilitares se infiltraron en sus organizaciones. Sin haber justicia real para sus autores intelectuales.
Actualmente los hemos visto en las calles, en las “estaciones” de TransMilenio pero son más que todo unas casetas de atracaderos para esos ladrones que la Policía ha cogido, sobornado y después son dejados en libertad para que sigan robando y delinquiendo. Empecemos hablando de esos cerdos institucionales que tienen su sede en la Calle sexta con Avenida Caracas, en donde más que “atrapar ladrones” sirve y protege a los corruptos de Colombia y les gusta aspirar cocaína cuando van a lugares donde nadie los ve.
Los agentes de Policía en la era de Pablo Emilio Escobar Gaviria eran intimidados y a la vez sobornados para que dejaran pasar sus cargamentos de cocaína y que los dejaran tranquilos con sus negocios a menos que quisieran tener a sus familiares muertos. Pero ya pasando el tiempo y con la creación del ESMAD (Tema del cual ya hablé), es que la Policía Nacional empezó a crear su reputación con hedor a sangre y muerte luego de que el paramilitarismo llegara a sus filas en el año 2002.
Y lo mismo pasó con el Ejército Nacional, o más bien llamarlo Ejército Paramilitar de Colombia porque no necesito tener pelos en la lengua al llamarlos así. Lamentablemente para este país de asesinos, indolentes y derrotistas esas dos instituciones por años han sido siempre los autores intelectuales de las masacres que han ocurrido en este país. La Policía ha contribuido con el linchamiento de manifestantes, asesinatos y destituciones por parte de ellos mismos. Sin dejar de lado que hasta acoso laboral hay en la Policía por parte del apellido Palomino, denunciado por el caso ya mencionado y agregando también tortura psicológica a uno de sus subalternos, amenazándolo con enviarlo lejos si lo seguía denunciando ante la Fiscalía.
Pero hay que recordarles ese escándalo en donde se vio involucrado el señor Rodolfo Palomino, ¿lo recuerdan? Unos se acuerdan de él, otros con esa memoria de pollito no. Porque este personaje aún teniendo una investigación formal por el llamado “La comunidad del Anillo” y no estoy tan seguro si resultó siendo culpable, porque aquí no funciona el sistema judicial, y está tan corrupta como lo está ahora. Si usted fue policía no importa el género, debió saber de este caso y se quedó callado cuando observaba como acosaban a sus compañeros hombres a que se prostituyeran para saciar las necesidades sexuales de los altos mandos y de que ellos ascendieran. Y gracias a eso Palomino renunció como Director de la Policía Nacional.
Cosas que suceden cuando también dieron vigencia en 2017 el nuevo código de Policía, donde se atenta la integridad del ciudadano. Sin embargo, siempre van armados con sus escudos, cascos, armas eléctricas de larga distancia, sus bolillos y armas de fuego con el fin de reprimir a todo el que piensa diferente. Y esa era oscura de represión surgida desde el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y sus ordenes extrajudiciales no han terminado hasta de hoy en manos ahora del subpresidente de Colombia Iván Duque Márquez.
Lo que sí sabemos es que la justicia que ellos imponen nunca la han respetado, jamás han tocado un libro real después de que salen del colegio y se sienten resentidos porque les tocó a la fuerza botar su cerebro a la basura y preferir la fuerza a la inteligencia. Cosas que niegan los policías es que son unos periqueros que se creen malos con esos uniformes y atentan contra los estudiantes por tener inteligencia, argumentos y motivos para salir adelante mediante el estudio. Pero el policía solo sabe disparar, golpear y llevar al CAI de su barrio tapando las ventanas de dicho lugar para terminar de linchar a sus “atacantes” y después amenazarlos con ir hasta su casa a asesinar a toda su familia si los llega a denunciar.
¿No es así? Ni al policía ni al militar hay que tenerle miedo. Lo sé porque esas dos miserables instituciones por pensar diferente lo intimidan a uno, pero esas amenazas son bajezas y carentes de sentido para mí. Y aquí delato a esos dos bastardos policías que buscaron que los expusiera aquí después de un año. Identificados con las placas #77803 y #231746 estos dos personajes que solo por verme de negro y cargando un gas pimienta me lo quitan porque como les dije que era para defenderme, a ellos no les importó ni tampoco un cartel que llevaba el pasado 27 de diciembre de 2018 cuando Peñalosa “inauguró” el Cable Aéreo de Ciudad Bolívar pero el dendrófobo con retraso mental avanzado lo llamó “TransMiCable”. El primer policía idiota que mencioné primero volvió a encontrarse conmigo después de dos meses en el Ministerio del Ambiente con la simple excusa de que si me volviera una tercera vez, me enviaría a UPJ y esta vez fue por una pañoleta que tenía en una maleta pequeña.
Le molestó mi presencia que no dudo en tomarle una foto a mi cédula sabiendo que eso no lo pueden hacer. A la Policía Paramilitar de Colombia le digo lo siguiente: El miedo cambió de bando y por más que tengan vigilado Facebook y Whatsapp, nosotros los que pensamos diferente a este gobierno ya encontramos alternativas de estar seguros. Y si no quieren buscarnos problemas, mejor que nos dejen tranquilos, porque ya sabemos cuales son sus planes y qué tienen en mente cuando acabe la pandemia en Colombia; sin pretender que todo volverá a la “normalidad”.
Ahora, El Ejército Nacional o Paramilitar tampoco se queda atrás en hacer justicia con esos antecedentes que han conseguido con los falsos positivos, masacres, crímenes de lesa humanidad, y de dispararles a campesinos, indígenas y a jóvenes inocentes con el fin de obtener bajas a como de lugar y litros de sangre para satisfacer la sed de guerra del aquel entonces Mario Montoya Uribe general retirado del Ejército. Y a fin de cuentas, este señor que acabo de mencionar se inscribió en la JEP y no dijo ni una sola palabra frente a las familias de los cuales sus hijos fueron víctimas de sus actos, y al final fue expulsado de allá por el simple hecho de proteger a Uribe Vélez alias #Matarife.
Mi problema con el Ejército, es que esos miserables asesinos tampoco me representan, porque cuando tenía 17 años me quitaron mi tarjeta de identidad en el Portal El Tunal y a la fuerza me querían llevar al departamento del Meta para prestar servicio militar obligatorio, y en 2010 yendo a estudiar al SENA volvieron a retenerme, pero esta vez me enoje tanto que quería matar a golpes a ese Dragoniante del Distrito Militar número 2 situado en el barrio 20 de Julio. De no haberse entrometido mi mamá, ese desgraciado ya estaría muerto con el fin de vengar a varios que fueron llevados en contra de su voluntad y a presenciar una guerra que uno no quiere pelear.
Llámenme traidor a la patria, eso no me interesa. Los verdaderos traidores son ellos que usan uniforme verde y camuflados con el fin de perseguir a los que somos diferentes. Obligándonos a seguir en esta dictadura impuesta por el líder natural de los paramilitares y que un Fiscal en el 2002 de nombre Luis Camilo Osorio Isaza permitió dicha infiltración también en la Fiscalía. Actualmente este personaje sigue libre, impune y fuera del país viviendo de o que hizo cuando estuvo en el cargo de Fiscal General, siendo el máximo responsable de que el compañero Richard Maok saliera exiliado de Colombia.
Sabemos el odio que le tenemos a esas dos instituciones, en los cuales ninguno ha respondido por sus crímenes de Estado por encubrir a políticos involucrados con operaciones militares, ¿verdad Marta Lucía Ramírez? No vamos a olvidar lo que pasó en la Operación Orión en octubre de 2002, no vamos a olvidar tampoco lo que hizo este mismo Ejército de Paramilitares con las Chuzadas que le han hecho a políticos de oposición. Y la actual vicepresidenta es tan descarada, que ocultó los antecedentes de su hermano arrestado por narcotráfico en 1997 y pagó esa fianza a este mismo, por la suma de 150 mil dólares.
Que hasta hoy en día se han presentado hasta tener chuzado aplicaciones como Whatsapp sea por celular o por computador y lo mismo la aplicación Telegram por computador. Pero eso a ustedes colombianos no les importa, porque sus débiles mentes los han convertido en unas personas inservibles que ven la justicia como si fuera un papel higiénico, y lo es. Y ya he hablado dos veces de la justicia colombiana, pero para estas ratas de la Policía y estos gorilas del Ejército la impunidad los rodea, tal es el caso de Alfonso Plazas Vega y Nicacio de Jesús Martínez Neira.
Sí, Colombia no tiene un sistema judicial eficiente por culpa de los paramilitares, por culpa de esas instituciones que se niegan a ser educados, reformados y les cuesta adquirir algo de decencia. Como ambos se educaron disparando, asesinando y golpeando a sus captores, a los que han quitado vidas cuando ellos han hecho más que eso en alianza con los paramilitares. Por ejemplo, jugar fútbol con la cabeza decapitada de un campesino en el año de 1997. Estos personajes son psicópatas y sociópatas al mismo tiempo, ya que reciben órdenes de un sociópata aún mayor que no quiere que el país cambie porque se le daña la dictadura, sabiendo que no vivirá para siempre.
Hoy en día, la Jurisdicción Especial para la Paz ha logrado grandes logros en cuanto a adquirir declaraciones de ex-militares y víctimas del conflicto armado, dando el ejemplo de imponer una real justicia verdadera y duradera, no como la de las altas cortes que están impregnadas de corrupción y cocaína. Ellos serán responsables de destapar lo que la justicia tradicional ha tapado por años, revelando la verdad bajo el mandato de la Magistrada la señora Patricia Linares.
Sabemos el miedo que el uribismo le tiene a JEP de que revele todas las masacres, crímenes que han ejecutado extrajudicialmente y con el asesinato de líderes sociales que apunta al despojo ilegal de tierras. Personajes como María Fernanda Cabal Medina quieren imponer legalidad a esos despojos acabando con la ley 1448 de la restitución de tierras, y ya mencionando a esta “señora” porque no es más que una vaca fea, vieja y arrugada, la justicia de este país de conformistas no la quiere llevar a pagar prisión por su compra de votos en las elecciones de 2018, y lo mismo va para la señora Margarita Restrepo. Ambas, militantes de la secta del Centro Democrático.
Al final de todo esto, es que esa misma secta liderada por Álvaro Uribe Vélez se niega a dejar el poder con el fin de evitar la cárcel. Porque los cobardes en toga de la Corte Suprema de Justicia probaron ser unos miedosos y les quedó grande sacar orden de captura a alias Matarife, por todos sus crímenes con el Estado y de que sus generales hayan pagado también cárcel, este genocida también se merece el mismo castigo. Y no, no tienen porque tapar a las 3633,840 víctimas del conflicto armado y, a las 3’253,860 víctimas del desplazamiento durante los ocho años de gobierno del enano con traumas paternales, mismo personaje que jamás dejará la venganza contra el pueblo colombiano y que ha evadido la justicia por casi 40 años.
Pero no, como siempre la impunidad por partes iguales de la Policía y el Ejército de paramilitares es ilimitada mientras la godarria uribista siga en el poder. Y sé bien que algunos fanáticos de esa misma secta dirán que todo eso es mentira, que solo quieren dañar la reputación de nuestras fuerzas armadas y que es puro populismo de esos “mamertos”. Hay que recordarles a esos personajes que con el estreno de la serie Matarife donde se expone lo que ha hecho Uribe Vélez y su círculo de amigos es lo que les ha dolido y todo lo que han querido ocultar por años.
Su falta de memoria y de apoyar a esos asesinos del Estado les saldrá caro siendo sacados y olvidados de la historia, pero al final tendremos para este país una justicia que sea para todo el mundo y cárcel para esos policías y militares asesinos. Que no esperen que nos quedemos quietos con todos los asesinatos que han hecho y han seguido ejecutando por órdenes del actual presidente en compañía de los paramilitares. Tampoco se nos irá de la mente ese listado que hizo el Ejército en Twitter nombrándolo “Oposición”.
A ellos, como a los policías los debemos castigar sin perdón y sin olvido. Porque lo que han hecho durante años es imperdonable para Colombia, y los colombianos no debemos perdonarlos por sus actos y por las violaciones a los derechos humanos que cometieron y siguen cometiendo en la actualidad. Pero el patrullero Ángel Zuluaga Valencia de la ciudad de Cali, entregó su arma de dotación, su radio y se desprendió de su uniforme para defender a los campesinos negándose a participar en un operativo de desalojo en la ribera del río Pance. Conociendo a uno de los primeros que se van a revelar contra esta institución represiva, asesina y paramilitar.
Ya verán, los cambios que se están empezando a ver en esta pandemia, donde los asesinos del Estado se verán acorralados por la rebelión que vendrá futuro. Ni las armas que se les dio en esos contratos que el Gobierno les dio para fortalecer la represión, no les va a servir de nada porque la humildad y el conocimiento no pueden morir con balas de trapo ni con golpes de bolillo. Veremos la futura revolución que este país arrodillado e indolente verá con sus propios ojos.
La Policía y el Ejército nos temerán y después ellos se reformarán.
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