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LA ENTE

Ustedes ya conocen de que hablaré y a quien me refiero con ese alias que pocos le hemos puesto. Porque es donde nos damos cuenta de su poder, y él como ha castigado a la humanidad en este último año que hemos vivido gracias a la pandemia.


Hace más de 4600 millones de años, el planeta se formó y conforme pasaba el tiempo, el ser humano se adueñaba de él para su beneficio. Explotación, guerras, hambre, destrucción ambiental y una futura extinción si no empezamos a cuidarlo es lo que nos espera dentro de unos desastrosos y reflexivos nueve años. En inicios del año 2021 vemos personas que por más encerrados que estén, no se preocupan por ponerle un alto al aumento de temperatura porque se acostumbraron la mayoría a vivir como un esclavo y a no investigar algo más allá de sus orígenes.

El asunto se puede ver de esa manera, pero gracias a las pandemias que han pasado antes de la actual, el ser humano ha considerado hacer algo al respecto. No todos lo quieren hacer porque he visto a través de su ser sus ambiciosos propósitos para acabar con el lugar en el que viven, el planeta. Y tal como se dijo hace un año en otra columna ambiental del cual, al colombiano promedio le valió un carajo, hoy la pandemia del COVID-19 ha castigado al ser humano exponiendo sus más grandes errores, incompetencia y negarse a un futuro distópico donde todos estaremos muertos.

Pregunto a las personas que dicen llamarse ambientalistas lo siguiente: ¿Desde sus casas han incitado a los más jóvenes a sembrar sus propios árboles? Seguro no lo hacen porque para muchos es un dolor de cabeza y prefieren perder el tiempo haciéndole caso a los medios tradicionales y a esos sacerdotes con antecedentes de pedofilia. ¿No es así? En Bogotá permiten que los árboles sean talados y los humedales sean destruidos junto a su fauna y flora, pero usted colombiano promedio se ha destruido a sí mismo ahogándose en diésel, cocaína y alcohol.

Ha pasado un año desde que saqué la primera columna con respecto al tema del medio ambiente, pero ustedes no están listos para asumir la responsabilidad de restaurar el aire del planeta, pero hoy en día se dejan influenciar por la esclavitud laboral. Es inminente una extinción masiva y es conveniente que los jóvenes empiecen a estudiar y a valorar la naturaleza, valorar el agua que ahora lo quieren tener cotizando en la bolsa de valores, sabiendo que es un derecho para la humanidad pero eso a los que comen dinero, los que inhalan cocaína y los que se bañan con petróleo no les importa, porque para ellos la economía es más importante.

El planeta tierra ha sido habitado por varias razas y animales, nosotros los humanos no respetamos su poder, y subestimamos su forma de ser, su energía, y ya se cumplió un año de la actual pandemia que hoy vivimos y los antivacunas, esos mismos retrasados mentales que dicen que “la vacuna tiene un microchip para que nos vigilen y nos controlen”. Al mismo tiempo que los otros personajes que siempre salen con el cuento de que “la tierra es plana, está demostrado”, se quedaron callados cuando un joven colombiano de nombre Faber Burgos, envió un globo de helio y una cámara GoPro al espacio demostrando que el planeta tierra es redonda. Obviamente presentando permisos ante la Aeronáutica Civil.

Sé que en muchos países están cambiando a energías limpias. Pero Colombia, un país de derrotistas, cobarde, indolente y atrasado mentalmente, prefiere seguir viviendo del fracking, del glifosato, del narcotráfico y de la muerte por la hambruna que se empezará a vivir en los próximos meses. Pero es el castigo que el mismo planeta le impuso a la humanidad, teniendo efectos tanto positivos como negativos; y la idea de esto es reflexionar la situación que vive el planeta y cambiar algunas cosas que nosotros hemos hecho por años. Por ejemplo, el comer carne roja, provocar incendios y deforestaciones, todo esto dándole aceleración al cambio climático que hoy estamos enfrentando.

Sabemos que somos culpables por dañar la capa de ozono, por el derretimiento de los polos, y porque estamos a nada de liberar nuevos virus que estuvieron congelados por miles de años y que nosotros, los seres humanos no logremos soportar otra pandemia. Pero somos conscientes de lo que sucede en la actualidad y es algo que debemos evitar, pero no para los lameculos que alaban a unos aporófobos que son negacionistas del cambio climático, que niegan que la naturaleza siente, que el agua es lo que nos da la vida, y eso nos incluye a todos.

A esos pocos personajes que defienden en Colombia la narco economía, sus tierras en cualquier momento las perderán, ya que esas mismas son usadas para la producción de ganado y no se usan para producir comida, menos para sembrar árboles. Porque a esos terratenientes adictos a la cocaína, se les va a acabar el negocio, se verán envueltos en la necesidad de pedir prestado para salvarse, pero estará obligado en reemplazar dicho ganado por la agricultura. Lo saben, pero se hacen los de la vista gorda, prefieren guardar silencio apoyando a sus amigos que exportan cocaína a otros países para mantener su reputación de rico y “poderoso”.

El Amazonas lo debemos salvar acabando con la deforestación que hay en la frontera con Brasil, donde un fascista e incompetente como lo es el señor Jair Messias Bolsonaro, quien aparte de ser un reprimido sexual, es un hombre que negó la pandemia y hoy está infectado, niega el medio ambiente, niega la diversidad y hoy afronta un futuro juicio político que hasta la misma derecha en la que él pertenece lo quiere ver destituido de su cargo. Varios huecos que se conocían de la capa de ozono ya se han cerrado, pero hay varias empresas de energías contaminantes que hoy en día se niegan a cambiar su modo de producir energía, y es el caso aquí en Bogotá, hoy hay varios puntos de aire contaminado pasando a variantes tóxicos.

Ahora quisiera que imaginen lo siguiente: ¿Qué pasaría si en este año 2021, la tierra llegara a terraformarse? Ustedes no lo ven, pero los volcanes son quienes nos dan esas señales. Los tibios de Colombia están convencidos de que vivirán de contratos para siempre, pero en algunos puntos del país ha temblado y su indolencia no les permite conocer la parte oscura de la sociedad, porque se ensucian sus muebles y les daría pereza lavarlos. Y un ejemplo de esto, son los llamados “Danieles”; pero ustedes ya leyeron esa columna y expuse lo que ellos han querido ocultar por años ante el ojo colombiano.

Les dije antes que el mundo cambió, les dije que los demás países cambiaron y se expuso la realidad y la crisis que hoy estamos viviendo. Pero ustedes colombianos, una vez más demuestran que prefieren ser coloquiales y vivir en el pasado, en el atraso a salir a investigar su propia historia, porque son tan cobardes, sumisos y muerde almohadas, que les gusta tanto sufrir en la miseria comiendo de la basura y viendo como desplazan a los indígenas y a los campesinos de sus tierras.

Escogen vivir en una ciudad contaminante, escoger vivir con la cabeza agachada y siendo pagados por un sueldo miserable mientras ven como talan los árboles sin usted aceptar que sin ellos no puede vivir. El planeta una vez más castiga al ser humano por su incompetencia, avaricia, ego, soberbia y destrucción. Sin embargo, cabe recordar que no todos somos unos monstruos ambientales, que descuartizamos animales y los peores aquí son los taxidermistas que cazan a los animales para mantenerlos en su casa como adornos decorativos.

Debo suponer que en el continente africano las cosas van a cambiar porque el poderoso país chino hará algo para bien en los próximos meses. En Kenia, ya empezaron a producir energía gracias a una máquina que funciona con energía solar y les da agua para consumir y calmar su sed, solo espero que logren producir comida para sus semejantes y acabar la pobreza extrema. Que el mismo ente nos haya mostrado la verdad, no signifique que debamos rechazarla, y eso hacen algunos impopulares personajes que son desagradables para su conformismo mediático. Tal es el caso de José Félix Lafaurie y su esposa, la vaca más fea parida jamás del establecimiento colombiano, la senadora María Fernanda Cabal Molina. Dos personajes que aborrecen el medio ambiente y la agricultura, y que son expertos en expropiar tierras y están en contra de la llamada ley de restitución de tierras. Ustedes deben saber que esta señora con aspecto de bruja adicta a la cocaína y a la endogamia, quiere legalizar las tierras robadas que ella, su esposo y sus amigos terratenientes robaron en el pasado a familias humildes.

Amigos, somos conscientes de la crisis que el mundo vive. Colombia está enferma de corrupción y ha perdido dos oportunidades que digo se merece la extinción. No obstante, el mismo planeta nos ha impuesto castigos en ciertos personajes que tienen la cabeza tan cerrada y soldada como una caja fuerte, y se niegan a admitir que están perdiendo el poder que antes tenían. Lo llaman a uno resentido por defender a los animales y la naturaleza, nos llaman mamertos por defender al campesino y ser diferentes a ellos; y los policías como los militares están siendo castigados cuando sus negocios sombríos están siendo asediados por la bancarrota.

¿Haremos algo para evitar la extinción nacional y mundial? No se pueden quedar con los brazos cruzados viendo como el planeta se muere mientras ustedes viven encadenados a su vida esclavista y cotidiana. Sé bien que saldrán personas acefálicas a defender a sus amos, sé bien que hablarán mal de mí, hablaran de personas a las que utilicé y traicioné, a decir que soy una basura y que merezco sufrir por mis actos. No importa cuantas cosas me digan por ser diferente, la pandemia los expuso a todos y los expusieron también a ustedes.

No son fuertes mentalmente, pero creen que con la fuerza logran sacar y dañar todo a su paso. ¿No es así? Incluso ciertas universidades de Colombia están cerradas y en quiebra gracias a esta crisis, mientras hay personajes que prefieren echar a la basura lo que no sirve según su perspectiva. Un ejemplo de esto, la base del apio, la raíz de las cebollas las desecha porque desconocen su funcionamiento y no saben siquiera el tema del reciclaje. ¿Por qué lo último es lo menos importante? Ese plástico llega al mar y las criaturas marinas se enredan e intoxican con esos objetos derivados del petróleo y hay barcos que recogen ese mismo material y lo utilizan como fuente de energía. ¿Se debería hacer lo mismo en Colombia?

La respuesta a eso es un SÍ. Primero hay que dejar que esta peste haga lo suyo y acabe con la extrema derecha colombiana.

El virus es la mayor arma para erradicar a estas pestes.


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