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LOS INDIGENTES MENTALES DE LA POLICÍA

Vivimos en una sociedad donde la policía no protege al ciudadano, sino al ladrón, al jíbaro y al corrupto. Al mismo tiempo discriminando al que piensa diferente cuando vamos a organizar una manifestación en las ciudades principales.


La otra cara del adoctrinamiento urbano y rural. Esta institución también ha seguido la ideología del enemigo interno junto al Ejército desde que se efectuó el Bogotazo, y con la era del narcotráfico en Colombia su corrupción fue creciendo hasta convertirse en unos monstruos sedientos de sangre y vicio. Luego de la infiltración paramilitar en 2002, las cosas empezaron a empeorar cuando comenzaron a decirles que los estudiantes y los manifestantes son los “enemigos” de la nación y que deben matarlos para así los que sobrevivían, sean llevados y torturados en cuartos especiales como los que se encuentran en los portales del nefasto Transmilenio. Son la versión contemporánea de la organización que hizo de las suyas durante los eventos del Frente Nacional conocida como "Mano Negra".


No importa si van vestidos como policías, de civil o con la armadura de ESMAD, no se les quita la cara de psicópatas que cada uno de ellos tienen al mirarlo a los ojos. Y así con todo eso, violaron a una adolescente de 17 años llamada Alison Meléndez que cometió suicidio en el mes de mayo en la ciudad de Popayán luego de ser violada por agentes del llamado “Escuadrón de la Muerte”. Antes de acabar con su vida, ella narró todo lo que vivió en esa URI y de cómo los policías abusaron de ella y permearon su inocencia. Aquí está todo el relato:

“¿¿Les tocó cogerme entre 4 no hijueputas?? Yo soy a la que cogieron, en ningún momento me ven tirando piedras, no iba con ellos, me dirigía hacia la casa de un amigo que me dejaría quedar allá, cuando pensé estaban encima, ni siquiera corrí porque era peor, lo único que hice fue esconderme detrás de un muro, y solo porque estaba grabando me cogieron, en medio de eso me bajaron el pantalón y me manosearon hasta el alma, en el vídeo queda claro que yo les digo que me suelten porque me estaban “desnudando”, quitándome el pantalón. Pero casi les da un mal cuando me revisaron los documentos y se dieron cuenta de que soy hija de un policía, apoyo totalmente el paro y las manifestaciones, pero ayer NO ESTABA CON LOS DE LAS MARCHAS.” #UribeParacoHpta.

Y decían los mismos policías que solo era una “Fake News”. Claro, justificando la mentira que querían ocultar, pero nadie le cree a estos paramilitares que vemos todo el tiempo en las calles pegados al celular, hablando, y hasta consumiendo algún tipo de sustancia alucinógena. Los he visto y no lo pueden negar. Además de esto, quieren revictimizar como “vándalos” a quienes protestamos; y los miembros de la policía siendo tan descarados, que tienen miedo de perder sus negocios ilícitos, que los CAI son sedes de microtráfico y eso no tiene discusión alguna. El papá, un intendente de la institución relató lo siguiente, luego de conocerse la situación de su hija en ese tiempo:

"Yo trabajo en el Valle y ella vivía aquí en Popayán, por eso, no tengo una versión y no quiero decir cosas que no son."

Y esta es la hora que no ha habido justicia por Alison y los demás manifestantes que cayeron en el sur de Colombia.


Por otro lado, un caso similar, pero con una bala perdida provocada por esta misma institución de fracasados e impedidos mentales que no pueden siquiera dejar la ideología nazi. Ese deceso ocurrió en la localidad de Suba en el barrio Bilbao, donde pereció Julieth Ramírez Mesa quien tenía apenas 18 años y fue asesinada por la policía en los sucesos del 9, 10 y 11 de septiembre. Y ese mismo CAI de ese barrio, fue quemado y convertido en una biblioteca; pero, los policías y sus armas como buenos asesinos y miserables que son, borraron el mural en el que se homenajea a la chica que murió en ese lugar. Dejo aquí el siguiente enlace de parte de 070:



Y estos mismos asesinos se voltean sus chaquetas de color verde fosforescente, para que su número de identificación no sea anotado y así preservar impunidad. Estos atacantes están desesperados por intimidar a todo un pueblo que ya despertó, defendiendo una dictadura en decadencia y buscando la manera de evadir la justicia. Un claro ejemplo de eso, el asesino de Dilan Cruz, un agente de la policía llamado Manuel Cubillos Rodríguez quien sigue ejerciendo como teniente y hasta hoy en día tampoco ha pedido “disculpas” por su cruel acto. Tampoco olvidaremos a Lucas Villa, quien fue perfilado por la misma policía por apoyar la protesta en la ciudad de Pereira.


Policías con tendencias paramilitares, que se creen muy valientes porque viven adoctrinados en un mundo donde el terror es su fuerte, pero no la inteligencia. Un debate entre la vida y la muerte, donde ellos se ven acorralados cuando se les habla con hechos y argumentos, y al final le quieran apuntar a la cabeza con su arma de fuego. Muy malos esos desgraciados que siempre que van vestidos de ESMAD, quieren invadir las universidades para asediarlas, destruirlas y eliminar todo tipo de conocimiento. Los hemos visto y cuando llegan a sus “Centros de Atención Inmediata”, se les ve una bolsa pequeña de cocaína, y de bazuco en medio de sus pertenencias.


Cabe mencionar también que el joven Álvaro Herrera Melo (quien hoy en día está fuera del país por amenazas a su vida), el pasado mes de mayo de 2021 fue víctima de la Policía cuando participaba en una manifestación y llevaba su corneta. Por llevar dicho instrumento fue objeto de tortura y obligado a repetir un discurso hecho y escrito por uniformados corrompidos, en el que decía que fue víctima de "vándalos". En ese tiempo la señora Juana Eloisa Cataño Muñoz compartió el vídeo donde él sale sin camiseta, amarrado y cubierto de sangre. Ella, siendo una vil enferma a la droga, no fue capaz de demostrar que el muchacho era un "encapuchado".


Pronto destruiré a esa señora, cobarde, gritona, paramilitar, loca y falta de neuronas.


¿Por qué tal desespero? Porque cuando Zapateiro fue el año pasado a decir junto a sus paramilitares del Ejército a decir que todos vamos a “recuperar” la ciudad de Cali, los policías también alzaban su grito de ¡Ajúa!, hasta donde yo sé. No obstante, viendo las cosas como son, un amigo fue intimidado dos veces por el mismo policía solo porque apoya al señor Petro. Por suerte para él, me pasó el número de su identificación el pasado mes de febrero del año 2019. ¿Quién es ese policía que intimidó a ese manifestante?


Su nombre es Heder Leandro Vaca Pacheco, identificado con el número 77803, y hace parte del equipo de antiterrorismo de la Policía Nacional como su comandante. Este señor es una completa joya porque se cree muy malo con su uniforme y el hecho de haberle quitado un gas pimienta en su primer encuentro, y una pañoleta la vez que él fue a buscar unos compañeros a las puertas del Ministerio de Ambiente en Bogotá, este asesino paramilitar le dijo que, si lo volvía a ver, lo llevaría a la UPJ y lo dejaría allá 8 horas. Son muy valientes con ese tipo de “amenazas”, pero en el fondo son simples cobardes queriendo ser una falsa autoridad.


Antes de meterse a la policía, estos personajes eran estudiantes que estaba buscando una oportunidad de salir adelante. Era eso, o ser un militar, o ser un vago como dicen los neoliberales que defienden la privatización de la educación y sus ataques a Fecode no se hacen esperar. Hay 6402 razones para acabar con esta dictadura y que los policías paguen sus actos con cárcel, linchamientos y demás prácticas que ellos cometen contra sus jóvenes opositores. Pero no, yo tengo una solución mucho mejor y sé que son susceptibles a ciertos sonidos que les va a empezar a pasar factura en sus diminutos cerebros. Lo otro es que ellos también se oponen a las declaraciones de Otoniel en la JEP. De eso no hay duda.


El policía promedio en el fondo se avergüenza de ese uniforme manchado de sangre, mientras los altos mandos siguen en la impunidad. ¿Por qué? Tienen su propia justicia penal militar, en donde tanto soldados como policías son juzgados allá y son favorecidos por esos mandos que les gusta fuera de cámaras consumir cocaína y alabar a Adolfo Hitler. Y de eso último nos molestó por parte de ellos, cuando el pasado 18 de noviembre en el municipio de Tuluá (Valle del Cauca), empezaron a viralizarse varias fotos de estos mismos policías, haciendo apología a la ideología nazi, y uno de estos impedidos de masa cerebral, iba disfrazado del exterminador de judíos.


Se nota que ellos no saben nada de historia, y por eso hay que reformarlos y reeducarlos.


Según la actual general Yackeline Navarro, insistió en decir que “no se trató de un homenaje”, sino que fue una actividad para ilustrar esa etapa de la historia, pero de una manera equivocada. Sí claro… Equivocada. La embajada de Alemania y la de Israel no se quedaron calladas ante esto y cada uno rechazó el actuar de esos personajes podridos tanto por dentro como por fuera, haciendo un llamado de atención al gobierno nacional y a las autoridades nacionales y locales, para que en el marco de la ley colombiana se hagan las debidas investigaciones pertinentes y se sancionen a los responsables de dicha actividad.


Sin dejar de lado que el pasado 18 de febrero de 2022, el policía que pateó un carro de tintos fue destituido e inhabilitado por 12 años por su actuar el pasado 6 de agosto de 2021 y quedando todo grabado en vídeo, en el barrio Patio Bonito de la localidad de Kennedy. Ahora insisten y sostienen en que hay que “recuperar” el espacio público y atentar contra el que es humilde y el que piensa diferente. Adoctrinados en su instrucción paramilitar, y uno hoy en día reconsiderando que cuando pequeño uno quería ser una persona orgullosa y respetable para ser policía, pero la realidad es otra.


Yo sé que esto a algunos les dará pesar leerlo y los hará llorar cuando perdemos a un ser querido. Pero estamos acabando sin necesidad de acceder a las armas, así como hicieron nuestros abuelos cuando vivieron en carne propia 16 años de aquel suceso, una época que nosotros no debemos repetir por culpa de unos cuantos narcotraficantes al servicio de la patria colombiana, refugiada en también acabar con la JEP y las altas cortes para así mantener la dictadura. Actúan a su modo, ajusticiando sin fórmula de juicio. Y lo hacen con orgullo mientras van sonriendo disparando sus armas.


Por eso ellos y sus equipos de rastreo para localizar y perfilar a quienes los critica con sus celulares y pidiéndoles los mismos teléfonos sin tener una orden judicial; y a la vez defendiendo un código de policía que aprobó la hoy alcaldesa de Bogotá Claudia Nayibe López Hernández cuando fue senadora en el año 2016. Los tibios no quieren aceptar esta cruel verdad, porque se les empieza a dañar su burbuja y su estilo de vida hecha a base de contratos con el Estado, ¿Verdad? Entonces ellos no tienen voluntad propia para defenderse mentalmente de sus superiores, porque les enseñaron solo a obedecer y a reprimir...


Hay que acabar con el abuso de autoridad, sin seguirles el juego ni menos las provocaciones. El arma más poderosa que el ser humano tiene es el conocimiento, y estos uniformados que acosan sexualmente a sus propias cadetes, no quieren dejar ese tipo de vicios, por el simple hecho de que hasta la Comunidad del Anillo sigue estando vigente y, eso a Rodolfo Palomino le incomoda escuchar por más que haya renunciado a la dirección de esas manzanas podridas. No quieren reconocer sus actos, porque en su cerebro no conocen lo que es el perdón.


¿Cuánto tiempo falta para que esta secta de asesinos sea depurada en su totalidad? Como dije, ellos solo saben violar, matar, torturar y acosar a personas que no son de su agrado; y personas como Miguel Uribe Turbay quieren armar a estos mismos paramilitares que dicen llamarse policías, para seguir reprimiendo las protestas y acabar con la JEP, solo por el simple hecho de que allá hay un grupo de “magistrados sesgados”. Quiero ver que intenten acabar con esa institución, hijos de perra. Sí, junto a esos mismos policías que hace unos días subieron a Otoniel riéndose, mientras ellos muestran la cara de terror de algo que está a punto de llegar.


Jóvenes, si leemos más, combatiremos la ideología de la policía, no importa cuantos de esos mismos patrulleros sean buenos. Hay que acabar con ese impedimento que los acarrea todos los días viéndolo a uno como el “malo” del paseo, cuando ellos no son capaces de mirarse a un espejo. El mundo está al tanto de lo que ocurrió en Colombia desde el pasado 28 de abril, y nadie olvidará el actuar de la policía, porque todos ellos serán reformados y dejarán de defender ese negocio que los ha mantenido por más de 180 años. La oligarquía. No hay que temerles a esos uniformados adictos a que gustan de amenazar a trabajadoras de sexuales de la comunidad trans, exponiendo su transfobia con callarlas con amenazas e intimidaciones para que los policías no sean denunciados. En el fondo, ellos también son unos completos cacorros. Por algo dicha comunidad en el interior de esa institución.


Los hijos de estos mismos policías no deben cargar con el pecado de sus padres, porque a ellos hay que mostrarles la verdad sin necesidad de un “adoctrinamiento” como siempre ha mencionado la goda amiga de Popeye, Margarita Restrepo. Por eso se opone también a que los policías sean profesionales tal y como lo dijo Gustavo Petro en el año 2018, porque lo lincharon en redes sociales por pensar diferente, y hoy el tiempo le da la razón. Esto no es ningún tipo de venganza, sino un gran castigo para estos lacayos que defienden el establecimiento.


Que vengan todo tipo de ataques aquí, ni sus familias los verán con buenos ojos...


Los espero.


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