top of page

LOS CASTRADOS MENTALES DEL EJÉRCITO

Unos personajes con uniforme, es culpable de haber cometido asesinatos, haber apoyado a los paramilitares para matar a los colombianos inocentes. Pero esa ideología que han practicado y han insertado en la mente de los jóvenes que han reclutado contra su voluntad, desaparecerá.


Han sido unos personajes controversiales, con las manos manchadas de sangre de jóvenes inocentes, campesinos, estudiantes y manifestantes como tal. Enseñados a matar bajo la ideología del “enemigo interno” que el mismo gobierno colombiano ha impuesto desde los años 70. Y hoy en día residimos con unos adictos a la cocaína que supervisan esos mismos cargamentos para sacar del país; pero todo eso cambió cuando la pandemia llegó a Colombia haciendo de las suyas y destruyendo el narcoestado en el que vivimos. Personajes como Paloma Susana Valencia Laserna salieron a defender a estos paramilitares infiltrados en el Ejército, que de glorioso ya no tienen nada. Por eso buscan revivir las nefastas prácticas que se hacían en el F2 durante los inicios de los años 60 y mediados de los años 70. Y eso es así, debido a su sed de sangre y el volver a querer torturas jóvenes.

Hicieron el ridículo cuando acudieron a la implosión de la sede del Ministerio de Defensa hace varios meses y cantaron su famoso grito ¡Ajúa!, como si fueran cuervos comunicándose entre ellos para sacarle los ojos a los mismos indígenas. Y claro que sin olvidar lo que hicieron esos 8 militares cuando violaron a la indígena Émbera. Y Eduardo Enrique Zapateiro, un pobre comandante con la mente atrofiada de tanto consumo de sustancias alucinógenas, se cree muy malo en redes sociales apoyando a candidatos de derecha que buscan mantener una guerra ya perdida. Son solo verdades que incomodan a todo el mundo, inclusive si tienen en sus manos la esvástica nazi. ¿No es verdad?

¡Vaya! Los supuestos soldados de este Ejército de paramilitares son los mismos que pintan murales de blanco, porque les hacen recordar a cada general que está involucrado en los falsos positivos. Los mismos que no pudieron recuperar Cali durante los sucesos del Paro Nacional, y les quedó grande enfrentarse a la misma ciudadanía. Soldados que buscan reclutar jóvenes que buscan un cambio para su país, y hacen las batidas ilegales pasándose la ley por la faja. Se supone que esa práctica está prohibida. ¿Cierto? Pero ellos por tener uniforme, ya se creen los dueños de su libre albedrío. Tal y como lo dice en este enunciado, publicado por el fallecido escritor Germán Castro Caycedo y este año se cumple otro año más:

"Hace 22 años, paramilitares arropados por el Ejército, se tomaron El Salado (Carmen de Bolívar) y descuartizaron a 66 seres vivos al son de gaitas y tambores ante el resto de la población que obligaron a presenciar el horror."

Sin saber que ellos mismos son ese enemigo interno que tanto le han hecho pensar a los colombianos, con tal de preservar los negocios ilícitos. No perdonan que se quiera implementar la paz, cuando son aliados de los estadounidenses y sus siete bases militares que hay en Colombia. Una excusa de que “combaten a la guerrilla”, cuando en realidad son aliados de los paramilitares. Entrenados por Yair Klein a torturar y asesinar a personas aliadas a la oposición. Quieren implementar la represión que hay en los pueblos rurales y municipios, con tal de que en las ciudades no haya “terroristas vestidos de civil”. Y ni hablemos de su actuar cuando inició el Frente Nacional, donde los liberales y conservadores hicieron de las suyas con los campesinos y sindicatos entre 1958 y 1974 con el nefasto actuar de estos paramilitares con camuflado.

Temen a ser reformados tanto estructuralmente, como psicológicamente. Obligan a los jóvenes en contra de su voluntad a cometer asesinatos a personas humildes, tomar sangre de animales y a implementarles un trauma severo que los llevan al suicidio. El caso de Brandon Cely sigue en la impunidad y Zapateiro quiere guardar silencio, porque sabe que en la JEP lo hacen hablar como la niña cobarde que es. Hasta de seguro obliga a los hombres como a las mujeres que ejercen el cargo de soldado a que les hagan favores sexuales, en caso de que eso llegue a estar probado en contra de él, pero casos han surgido con ese mismo tema. Algo que le deben cuestionar a este comandante, por parte del fallecido Antonio Caballero Holguín:

"NOTA: En conferencia de prensa, el general Zapateiro explicó que el sargento que denunció la violación de una niña indígena fue expulsado del Ejército porque su deber, en lugar de denunciar el hecho, era no haberlo permitido. Pregunto: por ese mismo argumento de responsabilidad superior ¿no debería ser expulsado también el general Zapateiro?"

Los mismos que al retirarse conservan el título de padrinos de los clanes que siguen existiendo en Colombia, como es el caso de Leonardo Barrero. Un excomandante que habría colaborado con la Cordillera, y siendo un tentáculo del Clan del Golfo en el departamento de Nariño y el Eje Cafetero. No obstante, aparte de haberse presentado y retirado como candidato a la gobernación de Cauca en el año 2015 con el aval del uribismo, contrató con la Dirección de Derechos Humanos en el Ministerio del Interior, obteniendo 4 contratos entre noviembre del año 2018 y agosto del año 2021 por un valor de más de 380 millones de pesos. Mismo personaje que en ese mismo año en el mes de mayo declaró su versión libre ante la JEP por los falsos positivos donde se registraron entre los años 2005 y 2008 en Casanare, y Barrero fue comandante de la Décimo Sexta Brigada en en el año ya mencionado. Puros niños en el cuerpo de hombres que han obedecido órdenes desde la época de Laureano Gómez.

Queriendo fomentar una doctrina de odio a quienes adquirimos conocimiento, leemos temas como la historia, filosofía, ciencia, entre otros. Atacan instituciones educativas como Fecode por decir que “adoctrinan” a nuestros niños sin tener pruebas reales de lo que dicen. Los militares no son capaces de pensar por sí mismos, debido a su falta de educación y eso sí está comprobado socialmente. Nicasio de Jesús Martínez, Mario Montoya Uribe junto a Zapateiro, son los responsables directos de los falsos positivos, los otros generales y comandantes también destacan, porque algunos de sus soldados ya han confesado cosas en la JEP, y eso a ellos no les sirve que se conozca la verdad.


Y se les cayó el teatro cuando un general que el mismo Ejército retiró injustamente por confirmar alianzas entre esta misma institución y los narcos parta combatir a la guerrilla, lo empiezan a llamar traidor y demás cosas con el fin de callarlo, censurarlo y quitarle su pensión. Hechos ocurridos el pasado 13 de febrero donde el Ejército de paramilitares de Colombia publicó un comunicado donde el brigadier de nombre Jorge Hernando Herrera Díaz, admitió dicha alianza y eso a personajes como Eduardo Enrique no les gustó y así fue como pidieron su cabeza. Son tan descarados estos personajes que no quieren que haya gente honesta en sus filas.

"Cuando las autoridades militares de un país, comienzan a perseguir la cultura, es porque su debilidad es tan grande que ya no soporta ni las confrontaciones de la inteligencia."

Por otro lado, los que se oponen a su adoctrinamiento militar, prefieren matarlos. Porque ellos tienen algo que esos altos mandos nunca tendrán en sus vidas: Cerebro. No les importa la vida, sino las armas, el derramamiento de sangre y la muerte. Por eso la masacre del 9 de septiembre de 2020 en la que participaron con la Policía para asesinar a los jóvenes en Bogotá, y Claudia Nayibe López Hernández cree que usando sus “lágrimas de cocodrilo” lavándose las manos junto con el incompetente ministro Diego Andrés Molano Aponte (Véase MOLANO, EL ASESINO INFANTIL) queriendo ofrecer unas disculpas vacías. El Ejército es una institución de asquerosos violadores de derechos humanos, donde hasta tienen encuentros con señoritas en restaurantes del norte de Bogotá donde bailan desnudos con las modelos, llevadas en ese entonces por Madame Rochy. (Los que leyeron ese libro saben a qué me refiero). La doble moral de estos empedernidos personajes donde el malo es el que se manifiesta, y ellos se consideran los “salvadores de la patria”.


Son culpables también de tener encuentros sexuales con modelos pagadas por excapos como los Rodríguez Orejuela, quienes no querían que le trajeran mujeres de Medellín a los altos mandos que tenían a su servicio antes de que fueran capturados y extraditados. Hoy en día, esos personajes que sirvieron a su patria, son esos mismos que se convierten en mercenarios y matan presidentes como el caso del expresidente de Haití Jovenel Moïse. Y puedo suponer que esos mismos altos mandos junto a sus fieles soldados, tienen negocios grandes con las mafias internacionales, y hasta el momento se están escondiendo por todo el dinero que le deben a ellos. Por algo cada febrero, agosto y noviembre empiezan a reclutar jóvenes contra su voluntad para una guerra que hace rato ya perdieron, tanto en las batidas como en los puentes de la ciudad.

Y el pasado 11 de enero, un exmilitar se fugó de ser torturado y sometido por los haitianos y delató a Duque. Todos unos asesinos con tal de que las rutas de la droga sigan siendo intocables. Por eso Duque les dio la orden de mandarlo a matar y eso ya no es un secreto a voces. Y aquí en Colombia insisten en mantener los litros de sangre, cuando sus propios soldados se organizan para contar todo lo que sus comandantes y generales en servicio y retirados hicieron durante su servicio. Hay algunos como Publio Hernán Mejía, quien pretendía postularse para ser candidato a la presidencia de Colombia y así acabar con la JEP. Siendo ese nefasto personaje condenado por falsos positivos, y a la vez siendo amigo de la familia Lafaurie Cabal.

No les gusta que les hablen con argumentos reales y concisos y comienzan a apuntarlo con sus fusiles porque se les dice y expone la verdad. Son personas que en el fondo buscan salir de su adoctrinamiento de odio y poder pensar por su propia cuenta. Personas como Federico Gutiérrez quieren seguir defendiendo una seguridad democrática que quieren ocultar los 70 asesinatos ocurridos en el Paro Nacional que le dolió tanto a este gobierno de adictos y asesinos. Sin saber que ese mundo, ese statu quo en el que han vivido por décadas, se terminará cayendo y será derrocado. Y es que sabemos también que les quedó grande recuperar Medellín, porque su alcalde no fue revocado como los uribistas querían. Verdades así, duelen. ¿no es absolutamente cierto?

Por ende, el mundo ya conoce de lo que es capaz este ejército de incompetentes, asesinos, castrados mentales y miserables bebedores de sangre. Y como dije antes, hay soldados que buscan ayudar al pueblo colombiano y así preservar la paz que el país tanto necesita. Sin embargo, los otros soldados corrompidos por el poder de la droga, la ignorancia y el adoctrinamiento le reclaman a quienes hacen lo contrario por no apoyar sus ideales, tachándolos de traidores y “guerrilleros”. Por algo temen tanto a reformarse. De este modo, que terminarán sin nada cuando la droga en Colombia sea legalizada, y eso tarde o temprano será un hecho; y los derrotistas no podrán objetar contra esta afirmación. Pero no se quedan atrás estos exmilitares cuando van a ofrecerse para combatir en Ucrania, pero es una guerra en vano contra el oso ruso.


En las pasadas elecciones presidenciales, el hoy candidato y senador Gustavo Petro ratificó que los soldados y policías debían ser profesionales y servir al pueblo. Pero no, tanto la secta uribista como sus amigos tenientes y comandantes aliados a la dictadura paramilitar salieron a lincharlo en redes por una propuesta que puede cambiar para bien la mentalidad de las instituciones. Por eso es que le tienen miedo a que sean seres de conocimiento, y que dejen la práctica de los asesinatos extrajudiciales (falsos positivos), para así mantener el legado sangriento de Álvaro Uribe Vélez. ¿Por eso tienen miedo de que Otoniel confíese todo lo que han hecho en la JEP? Obvio.

Los militares no se saldrán con la suya, estén retirados o no. Lo que sabemos aquí es que ellos van a pagar por todo el daño que han hecho reclutando contra su voluntad a los jóvenes que hoy en día, son adultos con grandes problemas psicológicos, por más que digan ellos que salieron “bien” de su servicio militar. Un servicio obligatorio que debe terminar, un castigo para la mente humana que debe acabarse y de esta manera, dejar atrás esas ideologías que solo llevan a la muerte misma entre el mismo pueblo. ¿No tienen sentido de pertenencia real? No necesitan eso porque la guerra los motiva a hacer acciones genocidas y con sed de venganza por un ejército mucho más poderoso que el colombiano.

¿Por qué? Para quitarle el gusto a los politiqueros de Colombia de ver cómo se enriquecen mientras se le busca guerra a quienes quieren cambiar un país arruinado, destruido y en vías de extinguirse, gracias a la secta del uribismo. Su gobierno de casi veinte años terminará cuando el Ejército los termine de entregar a la justicia, porque podrán haber obedecido órdenes de sus superiores, y más de uno huele a cárcel. Por algo hay algunos militares que se niegan a su acogimiento a la JEP y ni tienen intenciones de cambiar su modo de hacer las cosas; tal ejemplo de eso es Zapateiro, el mismo que tiene crímenes en sus hombros y quiere librarse de todo eso, pidiendo la eliminación de esa institución que le ha dado dolores de cabeza.

Debemos admitir que el Ejército nacional es el mayor distribuidor de cocaína del mundo. Por eso lo ocurrido el pasado 28 de abril de 2021 les dolió tanto, que no pudieron acabar con la juventud que luchó por su país. Estos soldados sin temor quieren acabar con los jóvenes, por el simple hecho de llamarlos “mamertos, petristas, guerrilleros, izquierdosos” y demás términos que ustedes conocen. Ese mundo de droga en el que han vivido los militares, pasará a ser un mundo donde la educación y la comida sea prioridad para todo el país. Mi pregunta es: ¿Se creen valientes amenazando a superpotencias como Rusia e Irán? No saben ni conocen nada de su arsenal de armas, porque se supone que con el arsenal que Colombia tiene, ya se sienten ganadores.

Ahora. ¿Cuánto tiempo les tomará a esos generales impedir dicho cambio, si no tienen para pagar sus propias deudas y así seguir en la impunidad? Estos soldados tarde o temprano dejarán sus armas y no importan los lloriqueos que hagan personas como Juan José Lafaurie Cabal, que piden litros de sangre y que el ejército salga a las calles e imponga orden para que el país les haga caso. Esto ya no es 1984 de George Orwell, porque la gente ya despertó y no tiene miedo de decir lo que piensa ni lo que siente. Antes que todo, poner tras las rejas a un criminal como lo es Iván Duque junto a su ministro, comandante y sus allegados. Eso es un hecho y por algo, todos huyen.

¿Qué van a hacer los militares contra nosotros? Son ellos los que saldrán huyendo porque los libros son la solución para acabar con ese trastorno mental que dicen algunos usuarios en las redes sociales que es “incurable”. Los soldados tendrán que buscar la manera de leer su propia historia y conocer los hechos que ocurrieron entre la Nueva Granada y la Gran Colombia, antes de su disolución. Darles las herramientas y mostrarles el legado de Antonio Nariño, junto a la difusión de los Derechos del Hombre que él mismo tradujo del francés al español. Eso no se los enseña, porque temen a ser organizados e inteligentes, y eso es un hecho que se terminará siendo realidad.

La hipocresía no les va a funcionar, la verdad es lo que más daño le hace a este país sumido en la cocaína, y unos pocos no quieren que ciertas cosas se revelen.


Ellos ya están hablando y no podrán detener lo que se está mencionando en la JEP y ya van rodando cabezas...



343 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page